Extracto del informe “El Derecho de Consulta de los Pueblos Indígenas en Guatemala”
Según datos de Encovi 2006
Pobres Extremos: Todas las personas que se ubican por debajo de la línea de pobreza extrema cuyo consumo en alimentos es menor a los Q. 3,206.00 por persona al año. Estas personas viven en condiciones de indigencia al no poder cubrir el costo mínimo de los alimentos de subsistencia pues sus ingresos se ubican pode debajo de los Q 8.78 diarios.
Pobres No Extremos: Las personas que en la escala de bienestar se ubican por encima de la línea de pobreza extrema pero por debajo de la línea de pobreza general, es decir son aquellas personas cuyos consumos están por arriba de los Q 3,206.00 pero por debajo del valor de la línea de pobreza general estimada en Q. 6,574.00 persona al año. Estas personas alcanzan a cubrir los consumos mínimos de alimentos pero no el costo mínimo adicional para los gastos de servicios, vivienda, salud, transporte y otros, llamados usualmente como gastos no alimentarios. En esta categoría se ubican las personas, cuyos ingresos son inferiores a Q. 18.00 al día.
Total de Pobres: Se considera en este grupo a todas las personas cuyos consumos no alcanzan a cubrir el valor de la línea de pobreza general, estimada en Q. 6,574.00 persona año. Esta categoría está conformada por la suma de los pobres extremos y los no extremos. En estas condiciones estarían todas aquellas personas que no alcanzan a cubrir los gastos mínimos en alimentos y en no alimentos. (Pobreza general = pobreza extrema + pobreza no extrema).
Según datos del censo de población del año 2,002, la población indígena constituye el 41% de la población total, lo que equivale a 4.6 millones de personas. Nueve de los 22 departamentos de la República cuenta con una proporción indígena significativa. En los departamentos de Totonicapán, Sololá, Alta Verapaz, Quiché y Chimaltenango, los porcentajes de población indígena se encuentran entre el 75% y 100%; en Huehuetenango, Baja Verapaz, Quetzaltenango, Suchitepequez y Sacatepéquez, los porcentajes son del 50 y 75%.
En cuanto a pobreza, la población indígena es la más afectada. El 74% de la población indígena es pobre, frente a un 36.2% de la población no indígena. El 47.2% de la población indígena es pobre no extremo, mientras que el porcentaje de población no indígena pobre no extremo es de un 28.5%. La población indígena que vive en condiciones de pobre extremo es de un 27.2% mientras que únicamente un 7.7% de la población no indígena vive en pobreza extrema.
La exclusión histórica de los pueblos indígenas se manifiesta en la exclusión económica al acceso a medios de vida sostenibles, la exclusión social en el acceso a servicios públicos y la exclusión política en el acceso a los centros de toma de decisiones sobre lo que les afecta.
Del total de la población indígena ocupada, el 52% lo está en el sector agrícola, representando la mitad de los productores agropecuarios del país que controlan únicamente el 24% de la tierra rebajada (propias y arrendadas).
A pesar que 49% de la población se encuentra en una relación de trabajo, 50.1% de la población ocupada no gana el salario mínimo que tiene un déficit con el costo de la canasta básica vital de 118%, 80% no cuenta con un contrato de trabajo, 81.8% no cuenta con seguro social y menos del 20% cuenta con un contrato laboral.
La desnutrición crónica afecta al 43.4% de niños con una incidencia mayor al 80% entre la población indígena. Las cifras más elevadas de mortalidad materna e infantil se dan en los departamentos de Alta Verapaz, Sololá y Totonicapán, que tienen entre el 76 y 100% de población indígena y en Huehuetenango que concentra a más del 50% de la población indígena.
El 90% de las 38 cuencas hidrográficas que existen en Guatemala están contaminadas, lo que impide un adecuado acceso al agua potable, siendo las zonas más afectadas las de San Marcos, Huehuetenango, el Quiché y Sololá. Esta situación está provocando la propagación de enfermedades relacionadas con la falta de saneamiento del agua, siendo las comunidades indígenas las más afectadas.
El analfabetismo se concentra en el área rural donde al menos el 61% corresponde a la población indígena situada principalmente en los departamentos de Quiché, Alta Verapaz, Huehuetenango, San Marcos, Totonicapán, Baja Verapaz y Sololá. Todo ello empeora en el caso de las mujeres puesto que el 87.5% de éstas son analfabetas y solamente el 43% logra culminar el nivel primario.
En el ámbito rural, el desarrollo del modelo exportador agrario, la limitación del acceso a los factores productivos para los pequeños productores, la alta concentración de la propiedad de la tierra, la escasa inversión pública en el desarrollo rural y el desigual acceso a la tecnología, a la formación y a la financiación, han hecho que la riqueza generada por el sector agropecuario beneficie sobre todo a un pequeño número de productores, quedando la mayoría de la población rural, sobre todo en las áreas de mayor concentración de población indígena, en situación de pobreza o extrema pobreza, dependiendo de una economía de subsistencia.
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